Descripción
Y luego el pequeño tigre también quería una gorra de piloto de carreras con una hebilla. Y una lámpara roja para ponerla encima de la cama y unas botas de esquimal.
–Y encargamos unos trajes de verano muy elegantes
–dijo el pequeño oso– y nos vamos al baile de los cazadores. ¡Nos lanzamos a la pista y bailamos un tango marchoso!
¡Ay, sí, tigre, qué maravilla!
–¡Venga! –dijo el pequeño tigre–. ¡Vamos a buscar un tesoro!…
“Casi nunca las cosas son como uno piensa. O mejor dicho, casi siempre son justo al revés”, les dijo el búho anciano a pequeño oso y a pequeño tigre cuando se empeñaron en conseguir “lo mejor del mundo”. Se cansaron de hacer agujeros en la tierra y de buscar incluso bajo el agua, aunque allí solo encontraron algas, peces y basura. Y cuando por fin habían obtenido el dinero que querían para satisfacer todos sus caprichos, volvieron a quedarse sin nada. Engañados y robados, volvieron a casa; hasta entonces habían vivido muchas aventuras, se habían peleado entre ellos, y no solo habían conocido al búho anciano, sino también al topo feliz, al pez del río, al león de los pantalones azules, a la gallina loca y al burro viajero.
“Vamos a buscar un tesoro”, junto con “¡Qué bonito es Panamá!”
y “Correo para el tigre”, forma parte de una serie de libros con los que Janosch -después de una primera etapa en la que sus libros tenían un cierto trasfondo político- ensalza el valor de la amistad, con historias protagonizadas por animales humanizados. En esta ocasión, oso y tigre aprenden que los auténticos tesoros de la vida no siempre están en lo económico ni en lo material.
Con unas ilustraciones alegres y coloristas, clásicas y planas, de estilo infantil, este entrañable relato de Janosch desprende humor y deja un poso sentimental de optimismo e inocencia, con un inesperado final que colma las expectativas de los personajes.